Rumiar

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Pero así son las cosas. Desde el momento en que un libro llega a ser comprendido, sabido, una vez fijada o establecida una interpretación del mismo, dicho libro está muerto. Un libro solo permanece vivo en tanto que conserva su capacidad de conmovernos, de emocionarnos de forma diferente, es decir, en tanto en cuanto nos parece diferente cada vez que volvemos a leerlo. Ante la avalancha de libros ramplones que se agotan en una única lectura, el pensamiento moderno tiende a considerar que todos los libros son iguales, que basta con leerlos una sola vez. Pero eso no es así y, poco a poco, habrá que cambiar esa forma de pensar. El verdadero disfrute de un libro consiste en leerlo y releerlo, y encontrar en él siempre algo diferente, descubrir otro significado, otro nivel de significado. Como ocurre con todo, se trata de una cuestión de valores: nos inunda tal cantidad de libros que apenas nos damos cuenta que un libro puede ser algo valioso como una joya o una hermosa pintura, algo que se puede contemplar cada vez con mayor intensidad y, cada vez también, algo de lo que extraer una experiencia más profunda.

| D.H. Lawrence - Apocalipsis.