Ruidos sordos
|Aturdidos. Música a todo volumen, avenidas atestadas de gente, bullicio, coches, bocinas, televisiones...
El silencio, frágil, cada vez pierde más terreno. Se vuelve desconocido, y como todos los desconocidos: temido. Ya no se sabe qué hacer con un pedazo de silencio.
Tras esa barrera de ruido ya solo se sienten ausencias, inseguridades y lo peor de todo: aburrimiento. El desierto se hace presente y con él la soledad.
Hablar de cualquier cosa, mejor eso a callar, a escuchar… ¿escuchar qué? Respuesta: a Uno.
Igual que el espejo refleja nuestro rostro, el silencio nuestro ser. El que calla es mucho más realista que el que no es capaz de ello, sin duda.
La palabra solo vale como instrumento para poder estar juntos, pero el lenguaje no es lo que da placer, sino el permanecer juntos. Hablar es la excusa.
Siempre el que explica aprende más que el que atiende, ídem con cualquier conversación: siempre escucha más el que habla que el que calla. El que calla piensa en la respuesta que le va a dar cuando el otro tenga la delicadeza de finalizar su monologo y dejar a este tener también el placer de escucharse. ¿Para decir qué?: Una copia de una copia de la opinión de uno que habló en la tele sobre lo que había escuchado de boca de otro que había leído el prologo de tal librito de autoayuda.
Sin silencio es imposible escuchar igual que sin luz es imposible mirar. Los rayos de sol rebotan en un objeto y así veo los colores. Mi silencio llena el entorno, rebota en los seres y escucho.
Cuando sometemos a otro a ese vacío, lo más probable es que no tenga más remedio que contar hasta los secretos que nunca hubiera pensado decir, cualquier cosa antes que permanecer callado. Quedarse callado en una conversación sería como no responder a un saque en un partido de tenis y quedarse mirando los árboles, ahí, sobre el polvo de ladrillo: algo absurdo.
Pero después de todo, no estaría mal ser condescendiente alguna vez con nuestra propia existencia y atreverse a admitirse absurdo. Tener el valor de asumir la realidad, tan gratuita, pasajera, voluble..
Hasta ese momento seguiremos aturdidos por nuestros propios gritos que tapan la incomoda verdad de un universo rebosante de vació y algún que otro astro.