La inquietud moderna

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A medida que caminamos hacia el oeste, la agitación moderna se vuelve cada vez mayor, de modo que a los ojos de los americanos los habitantes de Europa representan un conjunto de seres amigos del reposo y del placer, cuando en realidad entrecruzan su vuelo continuo como abejas o avispas. Esta agitación es tan grande, que la cultura superior no tiene ya tiempo de sazonar sus frutos; es como si las estaciones se sucediesen con demasiada rapidez. Por falta de reposo nuestra civilización corre a una nueva barbarie. En ninguna época han sido MAS estimados los hombres de acción, es decir, las gentes de reposo. Hay, pues, que poner en el número de las correcciones que se deben aportar al carácter de la humanidad, la tarea de fortificar en amplia medida el elemento contemplativo. Pero, desde ahora, todo individuo que conserve la calma y la constancia en su mente y en su corazón tiene derecho a creer que posee no solamente un buen temperamento, sino una virtud de utilidad general y que conservando esta virtud cumple incluso un deber altísimo.

En que medida el hombre de acción es perezoso.- Creo que todo hombre debe tener una opinión propia sobre cualquier cosa en que es posible formarse opiniones, porque él mismo es una cosa especial, que no existe más que una vez, que ocupa con relación a todas las demás cosas una situación nueva que jamás ha existido. Pero la pereza que hay en el fondo del alma del hombre de acción le impide sacar agua de su propia fuente. Sucede con la libertad de las opiniones como con la salud: una y otra son individuales, ni de una ni de otra se puede plantear una concepción de valor general. Lo que es necesario a un individuo para su salud es ya para otro causa de enfermedad, y muchos medios y vías que conducen a la libertad del espíritu pueden ser, para naturalezas de un grado más alto de desarrollo, medios y vías de dependencia.

- Nietzsche [Humano, demasiado humano]