El yo y el inconciente
|Según Freud, la relación con el mundo exterior resulta decisiva para el yo (conciencia), y la tarea de este consiste en representar ese mundo exterior ante el "ello" (inconciente). (...) El yo observa el mundo exterior, tiene recuerdos, intenta con sinceridad diferenciar lo que es objetivamente real de lo que es un añadido procedente de fuentes internas de excitación. El yo domina, por encargo del "ello", la palanca de la motilidad, de la acción, pero ha intercalado entre el apetito y la acción un aplazamiento, que es el trabajo del pensamiento. Y durante ese aplazamiento el yo pide consejo a la experiencia y posee una cierta superioridad regulativa frente al principio de placer, el cual domina sin límites en el inconciente y al que el yo corrige mediante el principio de realidad.