Sociedad & éxtasis

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La sociedad nos capacita para vivir sin autenticidad poniendo fin a las preguntas metafísicas que plantea nuestra existencia. Por todos lados nos rodea la oscuridad cuando nos lanzamos a través de nuestro breve lapso de vida hacia la muerte inevitable. La angustiosa pregunta "¿por qué?" -que se formulan todos los hombres en un momento u otro de su vida cuando llegan a estar concientes de su condición- es sofocada rápidamente por las respuestas estereotipadas de que dispone la sociedad. La sociedad nos proporciona sistemas religiosos y rituales sociales, previamente confeccionados, que nos relevan de tales interrogantes. El "mundo que se da por supuesto" el mundo social que nos dice que todo es absolutamente correcto es el lugar en que se ubica nuestra falta de autenticidad.

La verdad de la que intentamos vivir a espaldas es que toda nuestra "realidad" acaba siempre en la nada al igual que nuestra existencia. La sociedad nos proporciona nombres para protegernos de la nada. Identifica un mundo para que vivamos en él y de esta manera nos protege del caos que nos rodea en todas partes. Nos provee de un lenguaje y de acepciones que hacen que se pueda creer en el mundo. Y proporciona un coro de voces uniformes que confirman nuestra creencia o acallan nuestras dudas latentes.

Las murallas de la sociedad son erigidas frente al abismo de la existencia. Su función es la de protegernos del terror y de organizar para nosotros un cosmos de significado dentro del cual nuestra vida tenga sentido.

La sociedad nos proporciona cavernas tibias y razonablemente cómodas en las cuales podemos acurrucarnos con nuestros compañeros, tocando los tambores que ahogan los aullidos de las hienas que se encuentran en las tinieblas circundantes. El "extasis" es el acto de salir, en solicitud, de las cavernas para enfrentarse a la noche.

- Peter Berger