Cuanto más inferior es un hombre en el ámbito intelectual, menos enigmática es para él la existencia misma; le parece que todo lleva en sí mismo la explicación de su ser y de su modo de ser; esto ocurre porque está estrechamente unido al mundo y a la naturaleza, como parte integrante de ellos. Por consiguiente, está muy lejos de comprender objetivamente el mundo, para lo que necesitaría desligarse del conjunto de las cosas, situarse frente a ese conjunto y así existir, al menos momentáneamente, por sí mismo.
La verdadera disposición filosófica consiste, ante todo, en ser capaces de sorprendernos con lo habitual y cotidiano.
- Schopenhauererer